domingo, 6 de mayo de 2018

EL CENSO ELECTORAL DE HÍJAR DEL AÑO 1890 (2) Enrique Garralaga Robres


En el año 1868 fue destronada la Reina Isabel II de Borbón, por una Revolución a la que llamaron “La Gloriosa” quienes participaron en ella. Pero era un grupo muy variado y dispar, mal avenido, en el que había casi de todo: republicanos, monárquicos antiborbónicos, monárquicos carlistas, liberales, radicales de izquierda, etc. No es de extrañar que en los seis años siguientes cundiera el desorden político en España.

Para empezar, el hombre fuerte del momento, que había derrotado al ejército de Isabel II, era un militar monárquico, pero que odiaba a los Borbones, el General Prim. Buscó por todas las cortes de Europa un candidato a Rey de España al que no le pusieran reparos en ninguno de sus principales países: Inglaterra, Alemania, Francia, etc. Al fin lo encontró: era Amadeo de Saboya, hijo del Rey de Italia, Víctor Manuel II, quien consiguió por primera vez la unificación total de dicho país.

Pero solo 3 días antes de la coronación de Amadeo I, en enero de 1871, murió Prim en un atentado. Así, el nuevo Rey se quedó solo en un país extranjero para él. Estaban en su contra los republicanos, los monárquicos carlistas, la mayor parte de la nobleza española (que era partidaria de la dinastía borbónica), la Iglesia (estaban excomulgados, él y toda su familia, porque su padre, Víctor Manuel II, para unificar Italia conquistó las posesiones papales, los llamados “Estados Pontificios”). Siendo un hombre prudente, para evitar males mayores, abdicó el 11 de febrero de 1873.


La “Plaza de San Antonio”. Así se le nombra en el censo de 1890


Ese mismo día se proclamó la Primera República española. Pero los republicanos estaban muy divididos y se llevaban mal entre ellos. En sus primeros 11 meses hubo 4 Presidentes, todos de ideales políticos distintos, uno muy federalista, otro más moderado, etc. Por si fuera poco, los carlistas se sublevaron en el País Vasco, en Navarra y en el Maestrazgo turolense. Y además hubo insurrecciones cantonalistas por varios lugares, especialmente en Cartagena y en Andalucía.
En enero de 1874, el General Pavía entró en las Cortes, montado en su caballo, y disolvió la República Federalista, que fue sustituida por la República Unitaria. Se nombró provisionalmente Jefe del Estado al General Serrano.

Aprovechando estos momentos tan convulsos políticamente, otro militar, el General Martínez Campos, en un pronunciamiento en Sagunto, el 29 de diciembre de 1874, volvió a instaurar la dinastía borbónica en la persona del hijo de Isabel II, Alfonso XII. Su reinado comenzó bien. No tuvo grandes dificultades para ser aceptado por la mayoría de los españoles, y además tuvo suerte, al conseguir acabar relativamente pronto con la III Guerra Carlista.



                                                 Alfonso XII


Su mentor político, el malagueño Antonio Cánovas del Castillo (1828-1897), fundador y presidente del Partido Conservador, pensaba que el régimen político ideal para ese momento era una democracia, sobre todo por los muchos años seguidos que llevaban los militares gobernando en España. Consiguió convencer a un político de izquierdas, el riojano José Práxedes Mateo Sagasta (1825-1903), que había participado en “La Gloriosa”, que había sido Ministro en la I República, y era masón, para que fundara el Partido Liberal, al que se adhirieron muchos políticos de izquierda españoles.

Cánovas del Castillo, Presidente del Partido Conservador, en la oposición en 1890


Los dos partidos opositores, el Conservador y el Liberal, se alternaron pacíficamente en el poder durante varios años. A este sistema político que montaron Cánovas y Sagasta, llamado por los historiadores “La Restauración”, le quisieron dar una apariencia democrática, pero su idea de cómo debería ser  una democracia era muy distinta de lo que hoy entendemos por ese mismo nombre.

Desde que entró en vigor la Constitución de 1876, que había promulgado Alfonso XII, el sistema electoral era censitario, es decir, que solo tenían derecho al voto las personas que reunían los siguientes requisitos: ser hombre, mayor de 25 años, saber leer y escribir, y tener cierta posición económica. Lógicamente, las dos últimas condiciones impedían votar a muchísimas personas. Era un sistema de voto francamente caciquil.

Alfonso XII murió muy joven, a los 28 años, de tuberculosis, en 1885. Su segunda mujer, la Reina María Cristina de Habsburgo, estaba entonces embarazada del que sería su único hijo varón legítimo, y años después su sucesor, Alfonso XIII. Fue nombrada Reina Regente hasta que éste último alcanzase la mayoría de edad. Por eso, en el año de nuestro censo, 1890, era ella la Jefa del Estado, aunque siempre estuvo aconsejada, o por Cánovas o por Sagasta, que elección tras elección, se iban turnando en el poder.



María Cristina de Habsburgo-Lorena, Reina Regente de España en 1890


Alfonso XII, en su lecho de muerte quiso aleccionar a su mujer. Le advirtió de que no se casara de nuevo ni tuviera más hijos, y de que continuara con su misma política. Ustedes perdonen lo crudo del lenguaje, pero he leído que cierta persona próxima a la familia real contaba que le oyó decir: “Cristinita, guarda el coño, y ya sabes, de Cánovas a Sagasta, y de Sagasta a Cánovas”. Los historiadores no se asombran de que Alfonso XII, en privado, se expresara así. A fin de cuentas, era el hijo de Isabel II, “la reina castiza”, que, dicen, hablaba aún peor.

Para dar un aire más democrático a las elecciones de 1890, el Gobierno que entonces presidía Sagasta ordenó que se eliminaran las dos últimas restricciones  de los censos anteriores, es decir, que en estas elecciones, por primera vez en España se permitió votar a todos los hombres mayores de 25 años, aunque fueran analfabetos y no fueran ricos. En este sentido, es curioso que en el censo de Híjar, pueden ustedes comprobar que en algún caso figura como profesión: “mendigo”.

Un tercer partido, el PSOE, fundado en Madrid en 1879, y que había celebrado su primer congreso en Barcelona, en 1889, era todavía un partido demasiado pequeño en 1890. No consiguió representación parlamentaria hasta 1910.



Sagasta, Presidente del Partido Liberal y del Gobierno de España en 1890


Pero no hay que hacerse ilusiones con respecto a la limpieza democrática de estas elecciones. Los historiadores nos cuentan que era una práctica frecuente “el pucherazo”, es decir, la alteración de los resultados electorales, manipulando el recuento de votos. De hecho, conforme a lo que parece que se había decidido de antemano, si desde 1885 hasta 1890 había gobernado el Partido Liberal de Sagasta, las elecciones de 1890 las ganó el Partido Conservador de Cánovas. Ahora le tocaba su turno al otro partido.

A pesar de sus defectos, este sistema político funcionó relativamente bien y sin grandes sobresaltos, hasta que tuvo su primer tropiezo serio con el estallido de la Guerra de Cuba, en 1898. Pero esto sucedió ya después de 1890, año al que se refiere este censo, por lo que terminamos aquí esta introducción histórica.
Y mientras todo esto sucedía en España, veamos ahora algo de lo que podemos averiguar sobre la población de Híjar en este mismo año de 1890, a partir de los datos del censo.

Pueden ustedes consultar este documento, de 12 páginas, en el archivo adjunto. Encontramos dos listas, con 352 y 388 electores respectivamente, porque había dos colegios electorales, uno en el Ayuntamiento, y el otro en las antiguas Escuelas, al pie de la cuesta de la Abadía. Este último edificio era bastante nuevo en 1890. En 1883 se aprovecharon los bloques de piedra del antiguo convento franciscano (deshabitado desde la desamortización de 1835, y entonces ya en ruinas) para construirlo. Hoy, hace ya varios años que comenzó su rehabilitación, pero aún no se ha terminado.

Este censo electoral nos da los siguientes datos de los hijaranos que aparecen en él: su nombre, edad, domicilio, profesión y si sabían o no leer y escribir. Por supuesto, no hay ningún dato relativo a las mujeres hijaranas, que entonces, ni en España ni en casi ningún otro país del mundo tenían derecho al voto. Tampoco hay datos de los varones hijaranos menores de 25 años. Pero “menos es nada”, como suele decirse.

La población total de Híjar era entonces algo superior a los 3.500 habitantes. Leyendo los datos por edad, encontramos que sólo había 31 hombres (4,2 % del censo) cuya edad estaba comprendida entre 70 y 79 años. Y tan sólo 6 superaban los 80 años (0,8 %). El hombre más viejo del pueblo tenía 86 años y era ermitaño. Hoy la esperanza de vida, afortunadamente, es muy superior. Como sabemos, el problema demográfico actual reside en que la mitad de los habitantes de Híjar superan los 50 años.



                                Otro rincón de la Plaza de la Villa


59 hombres tenían su domicilio: “Extramuros”. Las causas son, que entonces estaban habitadas todas las “Torres” próximas al casco urbano, y que también había personas (pastores y otros) que vivían en el monte. Y varias calles actuales, como por ejemplo, la carretera Zaragoza- Alcañiz, o el Paseo de San Francisco (que entonces tenían muchas menos casas construidas que ahora), se consideraban extramuros. 

La profesión más abundante, con diferencia, era “jornalero”, seguida de “labrador”. Encontramos también muchos oficios ya desaparecidos: carretero, alpargatero, guarnicionero, soguero, jabonero, cestero, cañero, albardero, molendero, hospitalero, tejedor, blanquero (pintaba las fachadas), batanero, pelaire, tablajero, peatón (llevaba la correspondencia a pie a los pueblos cercanos), esquilador, etc. Alguna profesión aparece con su nombre antiguo, por ejemplo “Albéitar” (Veterinario). El personal sanitario lo componían dos médicos, un farmacéutico y un practicante.

Como no existía la Seguridad Social, nadie estaba “jubilado”. Hasta en el caso de los hombres más viejos, aparece en el censo el dato de su profesión.

Encontramos 268 hombres que sabían leer y escribir (el 36,2 % del censo), porcentaje bajo si lo comparamos con el de hoy, pero alto comparado con el promedio de toda la población alfabetizada entonces en España (que era de alrededor del 21 %). Si bien puede deberse a que no estamos contando aquí (por falta de datos) el analfabetismo en las mujeres, que probablemente, sería bastante alto.

Podríamos extraer muchas más conclusiones, que por no cansarles, no comento ahora. Para terminar, les sugiero que busquen ustedes mismos en el censo la información que más les interese, bien sobre sus familiares o bien sobre otras personas.

Si lo desean, en la página Web “DARA – Documentos y Archivos de Aragón – SIPCA”, del Gobierno de Aragón, pueden ustedes encontrar también los censos electorales de Híjar en las elecciones de 1890, 1897, 1899, 1902, 1904 y 1906.

http://dara.aragon.es/opac/app/attachment/?c1=File+Download&a0=Resultados&c0=Imagen+Vista&a=cf/07/AHPT_EST_CENSOS_2_68.djvu&a1=djvu&l0=djvu&l1=cf/07/AHPT_EST_CENSOS_

4 comentarios:

  1. Análisis muy completo y muy interesante.
    Muchas gracias

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  2. Muy interesante este trabajo, Enrique, siempre nos sorprenderás con tus investigaciones.
    Gracias.

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  3. ¡Cuánto aprendemos con tus artículos!

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  4. Estupendos tus trabajos, ademas de completar nuestra visión de la historia, encontré a un bisabuelo. Gracias

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