domingo, 11 de marzo de 2018

ISRAEL , JERUSALEN.III y última . Autor : Enrique Garralaga Robres.



TERCERA PARTE

LA BASÍLICA DEL SANTO SEPULCRO.- Les comentaba en la primera parte de este artículo que en el año 135 sofocó el Emperador romano Adriano una sublevación judía, expulsando a todos los hebreos de Palestina. A continuación ordenó destruir totalmente Jerusalén y reconstruirla según un diseño urbano totalmente nuevo, y cambiar su nombre por el de Aelia Capitolina. En el lugar que hoy ocupa la Basílica del Santo Sepulcro se construyó un gran Templo Romano. Parece ser que en ese Templo, exactamente sobre el mismo sitio en el que hoy vemos el Monte Calvario, había una estatua de la Diosa romana Venus, y sobre el Santo Sepulcro, otra del Dios romano Neptuno.

A partir del año 326, Santa Elena, convertida al cristianismo, y madre del Emperador Constantino I, ordenó la demolición de Templo romano, y debajo del mismo, con la ayuda de varios milagros, localizó el Monte Calvario, la Losa sobre la que se depositó el cuerpo de Cristo tras el descendimiento, y su Sepulcro. Se construyó inicialmente una Iglesia que contenía en su interior solamente el Santo Sepulcro. Siglos después se amplió para que contuviera además la Losa y el Monte Calvario. Y aún se volvió a ampliar más, para que contuviese también el pozo en el que Santa Elena afirmaba que había encontrado la Cruz de Cristo.

Lógicamente, la planta de esta Iglesia, que no fue construida según planos predeterminados, sino “sobre la marcha”, y que además ha sufrido destrucciones, reconstrucciones, terremotos y algún que otro gran incendio, es muy irregular, y no tiene la simetría que estamos acostumbrados a ver en las grandes Catedrales europeas. En éstas, los estilos artísticos y los motivos decorativos predominantes son el Románico, el Gótico o el Barroco. Y el idioma litúrgico es el latín.

Pero en esta Basílica, el estilo artístico es el Bizantino, y el idioma litúrgico predominante, que aparece por las inscripciones de todos los altares, y también en el interior del Santo Sepulcro, es el griego. Por eso resulta chocante el contraste con los grandes templos de la cristiandad occidental, como por ejemplo, el Vaticano. Aquí, en lugar de estatuas, hay iconos. Se ven por todas partes muchas lámparas colgadas y encendidas, un detalle bizantino. Los altares se nos antojan algo extraños por su estilo decorativo. Esta Basílica no es propiedad exclusiva de ninguna confesión cristiana concreta, sino de todas ellas: católicos, ortodoxos, armenios, coptos, sirios, etc,  por lo que resulta visualmente atractiva la gran variedad de vestimentas religiosas que observamos en su interior. Se ven Popes ortodoxos, Monjes etíopes, Monjes armenios, Frailes franciscanos, etc. También, muchísimos peregrinos y turistas.


Foto 1: Entrada a la Basílica del Santo Sepulcro de Jerusalén.

Imaginemos que entramos en la Basílica. A pocos metros de la puerta de la Foto 1 se ve la Losa sobre la que reposó Cristo muerto, tras el descendimiento. Pero para respetar un orden cronológico, lo primero que hacemos nada más entrar es girar a la derecha, donde nos encontramos con unas escaleras de peldaños muy altos, que nos suben enseguida hasta la cima de Monte Calvario. Una vez arriba, lo primero que nos encontramos es un pequeño rellano, en el que hay una Capilla con un mosaico, donde se nos indica que aquí se clavó a Cristo en la cruz, y donde a continuación, los soldados romanos se sortearon sus vestiduras. Es la undécima estación del Vía Crucis.
 

Foto 2: La cima del Monte Calvario. Éste es el lugar de la Crucifixión de Cristo.


A la izquierda de la anterior Capilla están situados un Altar y otra Capilla más, que vemos en la Foto 2 (duodécima estación).  Éste es el lugar más venerado de toda la cristiandad. Vemos un gran icono, cuya cruz está situada exactamente donde fue crucificado Cristo. Los creyentes se detienen a rezar un momento y después se arrodillan debajo del Altar para tocar con sus manos un pequeño trozo de la roca del Calvario, que es accesible. Lógicamente son numerosísimos. Tuve que esperar un buen rato para poder tomar, rápidamente, la Foto 2, sin tener delante ninguna persona que me tapara la vista completa.


Foto 3: Interior de la Basílica del Santo Sepulcro

Continuamos, al igual que los demás visitantes y peregrinos, pasando por delante del Altar de la Crucifixión. Nos encontramos a la izquierda con otras escaleras, para bajar. Pero antes de bajar, miro sorprendido hacia arriba (Foto 3) y hacia abajo (Foto 4). El interior de esta Basílica, su forma tan irregular y asimétrica, la existencia de varios pequeños altares que veo situados en unos recovecos de las paredes, su decoración, me resultan extraños. No me parece  fea, pero sí diferente. Y muy interesante.


Foto 4: La Losa en la que se depositó el cuerpo de Cristo.

En la Foto 4 vemos, abajo, la Losa en la que se depositó el cuerpo de Cristo tras su descendimiento (decimotercera estación), y donde la Virgen, María Magdalena, José de Arimatea y unas pocas personas más lo perfumaron y envolvieron en una sábana antes de llevarlo al Sepulcro. Es también otro de los Lugares que visitan los peregrinos con más fervor. Lo vemos de nuevo, esta vez desde el nivel del suelo, en la Foto 5, que fue tomada hace unos años, con ocasión de la visita del Papa Juan Pablo II, en el 2000.


Foto 5: La Losa del Descendimiento. Visita Papal a la Basílica del Santo Sepulcro.

Pasando por delante de esta Losa, unos metros más allá, y girando a la derecha nos encontramos con un gran recinto, de forma circular, y rodeado de columnas, que recibe el nombre de “Anástasis”. (Foto 6). Contiene en su centro un pequeño edificio, muy decorado, llamado “El Edículo”, en el que está la Tumba de Cristo propiamente dicha (decimocuarta estación). Delante de ella hay una antesala en la que, según se cree, se apareció un Ángel anunciando la Resurrección de Cristo. También existe una pequeña Capilla adosada a su parte trasera, en cuyo interior vemos unos Sacerdotes, o Monjes, con vestimenta y aspecto bastante extraños; creo que son de la Confesión Etíope o Copta.


Foto 6: El Anástasis, con el Edículo en su centro.

Al ver el Edículo, comentamos a nuestros amigos los Profesores que tenemos una duda: hasta ahora creíamos que el Sepulcro de Jesús estaba excavado en una roca, o al menos eso es lo que se dice en los Evangelios, pero lo que vemos aquí es que dicho Sepulcro parece ser como un pequeño edificio de una sola planta, algo similar a lo que son los panteones que se construyen hoy en día en los cementerios.
Su respuesta es la siguiente: los arqueólogos tiene pruebas de que en este mismo espacio en el que nos encontramos ahora, había una antigua cantera de piedra, ya abandonada, cercana a la muralla romana de Jerusalén, en donde tuvo lugar la Crucifixión y el Entierro de Cristo. Este paraje tendría un aspecto parecido al que vemos en las Imágenes 7 y 8.


Imagen 7: El Sepulcro de Cristo (izquierda). El Monte Calvario (centro). Jerusalén (derecha).


Imagen 8: Ampliación de la entrada al Sepulcro de Jesús


En el siglo II, el Emperador Adriano construyó sobre ella un templo romano, y la cantera quedó completamente sepultada. En el siglo IV, cuando Santa Elena localizó el Sepulcro de Jesús, ordenó que se eliminara totalmente el templo romano, y que se cortara toda la roca que quedaba a ambos lados de la Tumba, y también la que había por encima de ella. Así, además de dejar visible y al aire libre el Sepulcro de Jesús, también quedó libre el espacio alrededor de él, que hoy es el Anástasis. Posteriormente, se levantó la estructura del Anástasis, utilizando la misma piedra que se le había cortado al Sepulcro de Jesús, y se decoró profusamente dicha Tumba, a la que hoy se le lama el Edículo. Lo vemos en la Foto 9.


Foto 9: La entrada al Edículo, donde está el Santo Sepulcro.


Se celebran, creo que a diario, procesiones por el Anástasis, alrededor de dicho Santo Sepulcro. También hacen cola allí quienes deseen entrar a visitarlo. Un Pope ortodoxo, que vemos sentado junto a la entrada, monta guardia permanentemente ante el Edículo para poner orden en las visitas, y también, según nos dicen, para impedir que los peregrinos se lleven pequeños “recuerdos” del Sepulcro. El primer día que estuvimos en la Basílica había una cola excesiva, por lo que volvimos temprano otro día, y pudimos visitarla. Solamente se permite entrar, como máximo, a cuatro personas cada vez, durante un par de minutos, y no se permite hacer fotos en el interior. La Foto 10 no la hicimos nosotros.


Foto 10: Interior de la cámara del Santo Sepulcro, que está bajo la losa de la derecha.

Fuimos afortunados al conseguir entrar en el Edículo, porque sólo unos pocos meses después se cerró a los visitantes, por estar muy deteriorado, debido a las continuas visitas, a lo largo de muchos siglos, de millones de peregrinos. De hecho, ya estaba apuntalado por fuera cuando lo visitamos. No sólo se restauró, sino que también se abrió la losa sepulcral, en presencia de Autoridades Religiosas de todas las confesiones cristianas. Llevaba siglos sin haber sido destapada. El Edículo se reabrió al público en marzo de 2017, pero ahora ya no está permitido entrar en él. Según he leído, en una de sus paredes se ha abierto una pequeña “ventana” con un cristal, para que desde fuera, puedan ver el interior los peregrinos.

El Monte Calvario, la Losa y El Santo Sepulcro son los tres “Lugares estrella” que contiene esta Basílica. También hay en ella otros altares o capillas menores que no describiré, porque aunque conmemoran episodios relativos a la pasión de Cristo, no sucedieron realmente aquí. Además, no son tan espectaculares ni tan visitados. Por ejemplo, la Capilla de la Aparición, la de María Magdalena, la de San Longinos, la Columna de los improperios, etc. También, justamente en la base del Monte Calvario, es visible un trozo de roca del mismo, llamado “La Capilla de Adán”. La roca presenta aquí una enorme grieta, causada, se dice, por el terremoto que se produjo tras la muerte de Cristo. Pero aún nos queda un último lugar importante para visitar: el Pozo de Santa Elena, donde dicha Santa encontró la Cruz de Jesús.


Foto 11. Capilla  de Santa Elena


Se baja por una ancha escalera, que conduce al final a una pared ciega. Nuestros amigos los Profesores nos comentan que los arqueólogos no están muy conformes con la autenticidad de este lugar, porque creen que no es exactamente de la época de Santa Elena.

Estos Profesores conocen Jerusalén “al dedillo”, hasta en sus rincones más desconocidos por el gran público. De hecho, nuestra primera visita a esta Basílica fue así: por una calle que yo ahora ya no sería capaz de localizar, entramos en un comercio, en cuyo interior aún sostiene el techo una antigua columna romana. Salimos de este local por una puerta trasera, subimos por una estrecha escalera y fuimos caminando sobre unas azoteas, hasta entrar por la puerta trasera de un pequeño Convento Copto, adyacente a la Basílica del Santo Sepulcro.



Foto 12: La Iglesia del convento Copto.

La Iglesia es interesantísima, no sólo por el aspecto y las vestiduras de sus Monjes, sino también por su liturgia y sus rezos, y por la extraña decoración interior. En sus paredes, junto a otros símbolos cristianos, en un estilo artístico desconocido por nosotros, se narra la historia de Salomón y la Reina de Saba. Salimos por la puerta principal del convento, situada junto a la entrada a la Basílica del Santo Sepulcro, en la pared derecha de la Foto 1. A través de esta puerta, la entrada es libre para todo el mundo, aunque casi ningún peregrino la visita. Pero se pierde poco tiempo, porque es pequeña, aunque muy interesante. Se la recomiendo, si ustedes viajan hasta aquí.

Espero que esta descripción, dividida en tres partes, haya servido para que ustedes, al menos, se hayan hecho una idea de cómo son los Santos Lugares de Jerusalén. Israel es un país de larga historia y mucho interés turístico y religioso.


Autor :  Enrique Garralaga Robres.

2 comentarios:

  1. Enrique, emociona tu reportaje. Por el detalle de la explicación, por el respeto con el que lo cuentas todo, y por las hermosas fotos. Gracias, amigo.

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  2. Nuestro más sincero agradecimiento, por decidir dedicarnos, estos relatos sobre Israel y Jerusalén, muy ilustrados y concretos, para que, todos aquellos que no visitemos estos lugares, podamos explicar con tus explicaciones.
    GRACIAS ENRIQUE.

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